sábado, 2 de agosto de 2008

Jorge

No se, será que todavía no me acostumbro, no se cuanto mas tendrá que pasar y no se si me acostumbraré. Hoy, esta tarde a las siete se cumplirá un mes de la llamada que nunca me hubiera imaginado oír…. “ Daniel, falleció tu hermano…” era la voz de mi cuñada, trémula, casi sin fuerzas, casi sin vida.

De ahí en mas, toda la vorágine, todo el trámite odioso de “ ir a ver, no puede ser cierto, si esta mañana lo vi…” como si eso diera garantías absolutas a alguien de vivir para siempre.

Cómo le aviso al viejo que había perdido a su esposa, mi mamá, hacía veintiún días nada mas, que ahora su hijo , el mayor de los varones, el segundo hijo, yacía en su cama, donde plácidamente se acostó a dormir la siesta.

Todo pasó tan rápido, la vida, digo, si es mirar atrás y ver todo como si fuera ayer, que es eso en realidad, ya pasó, solo nos queda recordar los buenos y malos momentos y aprender de ellos.

Lo dije antes, lo digo ahora y lo seguiré diciendo, le debo mucho y se lo voy a pagar honrando su memoria.

Se fue un buen tipo, desinteresado para con mucha gente, especialmente con su familia, laburador como pocos y sin suerte como tantos.

Espero que allá, donde reposa su alma, me haga un lugarcito, chiquito, pero con buena vista, quiero verlo otra vez mientras crezco como ya lo hice antes, quiero que me enseñe otra vez a hacer barriletes, ¿te acordás? Estrellas, bombas, medias bombas…., si habremos hecho mierda trapos, sábanas viejas y hasta pantalones para las colas.

Y aquella pelota que te regaló Esther, que nunca usaste y yo si, sin tu permiso, quiero que juguemos con ella, quiero que compartamos mas de lo que compartimos, allá, donde nos toque, va a se lindo, vamos a estar juntos.

Nos vemos, te quiero.

Tu hermano.